domingo, 28 de julio de 2013

Poemas Percy Bysshe Shelley - Poesía Libertaria

 (Field Place, Horsham, Inglaterra, 1792 - Viareggio, Toscana, 1822). Fue un escritor, ensayista y poeta romántico. Entre sus obras más famosas podemos citar: La necesidad del ateísmo (ensayo escrito durante el bachillerato),  Ozymandias, Oda al viento del Oeste, A una alondra, La máscara de la Anarquía y Prometeo Liberado. También es muy conocido por su asociación con otros escritores contemporáneos como el anarquista William Godwin, y los románticos John Keats y Lord Byron, así como por haber muerto, al igual que éstos últimos, a una edad temprana.



Prometeo liberado

Tú bajaste, entre todas las ráfagas del cielo:
al modo de un espíritu o de un pensar, que agolpa
inesperadas lágrimas en ojos insensibles,
o como los latidos de un corazón amargo
que debiera tener ya la paz, descendiste
en cuna de borrascas; así tú despertabas,
Primavera, ¡oh, nacida de mil vientos! Tan súbita
te llegas, como alguna memoria de un ensueño
que se ha tornado triste, pues fue dulce algún día,
y como el genio o como el júbilo que eleva
de la tierra, vistiendo con las doradas nubes
el yermo de la vida.
La estación llegó ya, y el día: esta es la hora;
has de venirte cuando sale el sol, dulce hermana:
¡llega, al fin, deseada tanto tiempo, y remisa!
¡Qué lentos, cual gusanos de muerte los instantes!
El punto e una estrella blanca aun tiembla, en lo hondo
de esa luz amarilla del día que se agranda
tras montañas de púrpura: a través de una sima
de la niebla que el viento divide, el lago oscuro
la refleja; se apaga; ya vuelve a rutilar
al desvaírse el agua, mientras hebras ardientes
de las tejidas nubes arranca el aire pálido:
¡se pierde! Y en los picos de nieve, como nubes,
la luz del sol, rosada, ya tiembla. ¿No se oye
la eólica música de sus plumas, de un verde
marino, abanicando al alba carmesí?...






No despertéis jamás a la serpiente

No despertéis jamás a la serpiente,
por miedo a que ella ignore su camino;
dejad que se deslice mientras duerme
sumida en la honda yerba de los prados.
Que ni una abeja la oiga al arrastrarse,
que ni una mosca efímera resurja
de su sueño, acunada en la campánula,
ni las estrellas, cuando se escabulla
silente entre la yerba, escurridiza.




Fragmentos de La máscara de la anarquía

¿Qué es la Libertad? …podéis decir
igualmente, qué es la esclavitud…
Porque su verdadero nombre ha crecido
hasta un eco de vosotros mismos.

Es trabajar para un sueldo que
sólo os permita tirar adelante en vuestros hogares
en el día a día, como en una celda,
dejando que los tiranos disfruten todos los placeres de la vida.

Así para ellos aceptáis la sumisión
telar y arado y espada y pala,
queráis o no, os curváis
para su defensa y alimento.

Es ver a vuestros débiles hijos
con sus madres languideciendo y sufriendo,
cuando los vientos invernales son melancólicos…
vuestros hijos están muriendo mientras hablo.

Es codiciar por una comida
que el hombre rico en su jolgorio
arroja a los rollizos perros que
se atiborran bajo su mirada;

es dejar que el Fantasma del Oro
tome del Trabajo mil veces
más de lo que podría su riqueza
en las tiranías del pasado.

Los billetes… esta falsificación
de títulos de propiedad, a los que
atribuís algo de valor
de la herencia de la Tierra.

Es sentirse esclavos por dentro
y no tener un control firme
de la propia voluntad,
ser como a uno le hacen los demás.

Y al final, cuando os quejáis
con un leve murmullo y en vano
es ver a los súbditos del tirano
aplastar a caballo a vuestra esposa y a vosotros mismos…
La sangre nutre la hierba como el rocío.

Entonces es sentir la venganza
que ansía ferozmente intercambiar
sangre por sangre e injuria por injuria…
No hagáis esto si sois fuertes.

Esto es la Esclavitud. Hombres salvajes
o bestias feroces en una madriguera
no habrían sufrido tanto como vosotros.
Pero jamás conocieron semejantes adversidades.

¿Qué eres, Libertad? ¡Oh! ¡Pudieran los esclavos
responder a esta pregunta desde sus tumbas!
Los tiranos huirían
como sombras borrosas.

Hágase una gran Asamblea
de los intrépidos y los libres
en alguna parte del territorio inglés
donde las llanuras se extiendan con amplitud.

El cielo azul en lo alto,
la verde tierra sobre la que camináis
todo lo que es eterno
será testigo de la solemnidad.

Vosotros, que sufrís penas indecibles
porque sentís o veis
vuestro miserable país comprado o vendido
y pagado con sangre y oro…

Hágase una enorme asamblea
donde, con gran solemnidad,
se declare con palabras ponderadas
que sois, tal y como Dios os hizo, libres.

Y estas palabras se convertirán entonces
en el destino estruendoso de la Opresión
que late en cada corazón y cerebro
más… más… y más…

Humanos, levantaos como los leones
después de un sueño profundo
en un número invencible,
dejad caer al suelo vuestras cadenas,
que durante el sueño se hayan posado
sobre vosotros, como el rocío.

Vosotros sois muchos, ellos son pocos.




Imágenes tomadas de la circulación libre en la red

domingo, 21 de julio de 2013

Poemas de Lord Byron - Poesía Libertaria

Nació en Londres en 1788 y falleció en Missolonghi, Grecia, en 1824. Es considerado como el mayor representante del Romanticismo inglés. Publicó una vasta obra, en la que se destaca, Don Juan, un largo poema en 17 cantos. Fue un viajero y aventurero a lo largo de Europa, quien siempre mostró una especial simpatía por los marginados y miserables, aunque provenía de una familia aristocrática. Le dio vida a una obra satírica, cínica y cruel, en la que abundan los antihéroes que hacen gala de modales en contravía de la sociedad. Como producto de su compromiso con la “escritura activa”, se involucró en revoluciones en Italia y en Grecia, en donde finalmente murió de malaria.


En un álbum

Sobre la fría losa de una tumba
un nombre retiene la mirada de los que pasan,
de igual modo, cuando mires esta página,
pueda el mío atraer tus ojos y tu pensamiento.

Y cada vez que acudas a leer este nombre,
piensa en mí como se piensa en los muertos;
e imagina que mi corazón está aquí,
inhumado e intacto.




La destrucción de Senaquerib

BAJARON los asirios como al redil el lobo:
brillaban sus cohortes con el oro y la púrpura;
sus lanzas fulguraban como en el mar luceros,
como en tu onda azul, Galilea escondida.

Tal las ramas del bosque en el estío verde,
la hueste y sus banderas traspasó en el ocaso:
tal las ramas del bosque cuando sopla el otoño,
yacía marchitada la hueste, al otro día.

Pues voló entre las ráfagas el Ángel de la Muerte
y tocó con su aliento, pasando, al enemigo:
los ojos del durmiente, fríos, yertos, quedaron,
palpitó el corazón, quedó inmóvil ya siempre.

Y allí estaba el corcel, la nariz muy abierta,
mas ya no respiraba con su aliento de orgullo:
al jadear, su espuma quedó en el césped, blanca,
fría como las gotas de las olas bravías.

Y allí estaba el jinete, contorsionado y pálido,
con rocío en la frente y herrumbre en la armadura,
y las tiendas calladas y solas las banderas,
levantadas las lanzas y el clarín silencioso.

Y las viudas de Asur con gran voz se lamentan
y el templo de Baal ve quebrarse sus ídolos,
y el poder del Gentil, que no abatió la espada,
al mirarle el Señor se fundió como nieve.




Al cumplir mis 36 años

¡Calma, corazón, ten calma!

¿A qué lates, si no abates
ya ni alegras a otra alma?
¿A qué lates?

Mi vida, verde parral,
dio ya su fruto y su flor,
amarillea, otoñal,
sin amor.

Más no pongamos mal ceño!
¡No pensemos, no pensemos!
Démonos al alto empeño
que tenemos.

Mira: Armas, banderas, campo
de batalla, y la victoria,
y Grecia. ¿No vale un lampo
de esta gloria?

¡Despierta! A Hélade no toques,
Ya Hélade despierta está.
Invócate a ti. No invoques 
más allá

Viejo volcán enfriado
es mi llama; al firmamento
alza su ardor apagado.
¡Ah momento!

Temor y esperanza mueren.
Dolor y placer huyeron.
Ni me curan ni me hieren.
No son. Fueron.

¿A qué vivir, correr suerte,
si la juventud tu sien
ya no adorna? He aquí tu 
muerte.

Y está bien.
Tras tanta palabra dicha,
el silencio. Es lo mejor.
En el silencio ¿no hay dicha?
y hay valor.

Lo que tantos han hallado
buscar ahora para ti:
una tumba de soldado.
Y hela aquí.

Todo cansa todo pasa.
Una mirada hacia atrás,
y marchémonos a casa.
Allí hay paz. 



 Imágenes tomadas de la circulación libre en la red

lunes, 15 de julio de 2013

Poemas de William Blake - Poesía Anarquista 2


William Blake


Londres 1757 – 1827. Poeta, pintor, grabador y místico, vinculado con el Romanticismo inglés. Como agudo lector de la Biblia pero en claro conflicto con la iglesia oficial, le dio vida a una obra relacionada con temáticas religiosas. Mantuvo cercanía con disidentes de la oficialidad inglesa, con algunas feministas y con el teórico anarquista William Godwin. Su obra poética se rebela contra el abuso del poder, la moral convencional y exalta simbólicamente las revoluciones Francesa y Americana.


Una imagen divina


La crueldad tiene corazón humano
y la envidia humano rostro;
el terror reviste divina forma humana
y el secreto lleva ropas humanas.

Las ropas humanas son de hierro forjado,
la forma humana es fragua llameante,
el rostro humano es caldera sellada
y el corazón humano, su gola hambrienta.



Eternidad



Quien a sí encadenare una alegría

malogrará la vida alada.
Pero quien la alegría besare en su aleteo
vivirá en el alba de la eternidad.






Proverbios del infierno 



En tiempos de siembra aprende, en tiempos de cosecha enseña 
                  y en el invierno goza.
Conduce tu carro y tu arado sobre los huesos de los muertos.
La senda del exceso lleva al palacio de la sabiduría.
La prudencia es una fea y rica solterona cortejada por la incapacidad.
Quien desea y no actúa engendra la plaga.
El gusano perdona al arado que lo corta. 
Sumergid en el río a quien ama el agua.
El necio no ve el mismo árbol que ve el sabio.
Aquel cuyo rostro no irradia luz nunca será estrella.
La eternidad está enamorada de las creaciones del tiempo.
A la atareada abeja no le queda tiempo para la pena.
Las horas de la locura las mide el reloj, 
pero ningún reloj puede medir las horas de la sabiduría. 
Ningún alimento sano se atrapa con red ni trampa.
En años de escasez, usa número, peso y medida.
No hay pájaro que vuele demasiado alto si lo hace con sus propias alas.
Un cuerpo muerto no venga injurias.
El acto más sublime consiste en poner a otro delante de ti.
Si el necio persistiera en sus necedades llegaría a sabio.
La necedad es el atuendo de la bellaquería, la vergüenza es 
                      el atuendo del orgullo.
Las prisiones se construyen con piedras de Ley; los burdeles 
                      con ladrillos de religión.
La altivez del pavo real es la gloria de Dios.
La lujuria del chivo es la liberalidad de Dios.
La ira del león es la sabiduría de Dios.
La desnudez de la mujer es obra de Dios.
El exceso de pena ríe; el exceso de dicha llora.
El rugir de los leones, el aullido de los lobos, el oleaje furioso del mar huracanado 
              y la espada destructora, son porciones de la eternidad demasiado grandes 
              para que las aprecie el ojo humano.
El zorro condena a la trampa, no a sí mismo.
El júbilo impregna; las penas engendran.
Dejad que el hombre vista la melena del león y la mujer el vellón de la oveja.
El ave un nido, la araña una tela, el hombre la amistad. 
El egoísta y sonriente necio y el necio que frunce malhumorado el ceño han de considerarse sabios, y podrían ser medidos con la misma vara.
Lo que hoy está probado, en su momento era sólo algo imaginado. 
La rata, el ratón, el zorro y el conejo vigilan las raíces; el león, el tigre, el caballo 
            y el elefante vigilan los frutos.
La cisterna contiene; el manantial rebosa.
Un pensamiento llena la inmensidad.
Si estás siempre listo a expresar tu opinión, el vil te evitará.
Todo lo que es creíble, es una imagen de la verdad. 
Nunca el águila malgastó tanto su tiempo como cuando se propuso aprender del cuervo.
El zorro se provee a sí mismo; pero Dios provee al león.  
Piensa por la mañana, actúa a mediodía, come al anochecer y duerme por la noche.
Quien ha sufrido tus imposiciones, te conoce.
Así como el arado sigue a las palabras, Dios recompensa las plegarias.
Los tigres de la ira son más razonables que los caballos de la instrucción.
Del agua estancada espera veneno.
Nunca sabrás lo que es suficiente a menos que sepas lo que es más que suficiente. 
¡Escucha los reproches de los tontos! ¡Forman un título real!



Los ojos del fuego, las narices del aire, la boca del agua las barbas de la tierra.

El débil en coraje es fuerte en astucia.
El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer, tal como el león no 
                         interroga al caballo sobre cómo atrapar la presa.
Quien recibe agradecido da copiosas cosechas.
Si otros no hubiesen sido tontos, lo seríamos nosotros.
El alma rebosante de dulce deleite jamás será profanada.
Cuando ves un águila, ves una porción de Genio: ¡Alza la cabeza!
Tal como la oruga elige las hojas mejores para depositar en ellas sus huevos, 
el sacerdote lanza sus imprecaciones  para los más  dulces goces.
Crear una florecilla es labor de siglos.
La condena estimula, la bendición relaja.
El mejor vino es el más añejo; la mejor agua, la más nueva.
¡Las plegarias no aran! ¡Los elogios no cosechan!
Las alegrías no ríen. Las tristezas no lloran. 
La cabeza lo Sublime; el corazón, lo patético; los genitales, la Belleza; 
         manos y pies la Proporción.
Como el aire al pájaro o el agua al pez, así es el desprecio para el despreciable. 
El cuervo quisiera que todo fuese negro; el búho, que todo fuese blanco.
La exuberancia es belleza. 
Si el león recibiese consejos del zorro, sería astuto.
El perfeccionamiento traza caminos rectos; pero los torcidos y sin perfeccionar son los caminos del Genio.
Mejor matar a un niño en su cuna que alimentar deseos que no se llevan a la práctica.
Donde no está el hombre, la naturaleza es estéril. 
La verdad nunca puede decirse de modo que sea comprendida sin ser creída.
¡Suficiente! o demasiado.






Imágenes tomadas de la circulación libre en la red

sábado, 6 de julio de 2013

Lao Zi - Poesía anarquista

Lao zi (Lao Tse)



(604 – 531). Fue una figura semilegendaria del antiguo universo filosófico chino. Nacido de familia noble en Honan, rechazó la aristocrática herencia y se hizo curador de la biblioteca real de Loh. A él se le  atribuye el libro fundamental del taoísmo: Libro del Tao y su Virtud
Max Nettlau, en su libro La Anarquía a través de los siglos, dice que Lao Tse es el pensador de la antigüedad que más se acerca al pensamiento anarquista moderno.

XIX

El que sabe no habla,
el que habla no sabe.
Bloquea tus aberturas,
cierra las puertas,
atenúa los brillos,
iguala la suciedad,
embota los filos,
desenreda lo enmarañado.
Es la identidad profunda y misteriosa.
En ella no puede existir diferencia entre próximos y extraños,
no puede existir beneficio ni perjuicio,
no puede existir honor ni desprecio.
Es la suprema nobleza del mundo.

XX

Un Estado se gobierna con normas permanentes,
en la guerra se emplean tácticas cambiantes,
con el no-actuar se conquista el mundo,
¿Cómo lo sé?
Cuantas más prohibiciones,
más se empobrece el pueblo.
Cuantas más y mejores herramientas tiene el pueblo,
mayor desorden reina en el Estado.
Cuanta más inteligencia posee el pueblo,
más productos extraños surgen por doquier.
Cuanto mayor es el número de objetos preciosos,
más abundan los ladrones y bandidos.
Por eso dice el sabio:
yo practico el no-actuar,
y el pueblo se transforma por sí mismo;
yo prefiero la quietud,
y el pueblo se corrige por sí mismo;
yo no me ocupo de ningún asunto,
y el pueblo se enriquece por sí mismo;
mi deseo es no tener ningún deseo,
y el pueblo se hace sencillo por sí mismo.

XXVIII

Los antiguos que practicaban el dao,
no lo empleaban para esclarecer al pueblo,
sino para mantenerlo en la ignorancia.
Si el pueblo es difícil de gobernar,
ello se debe al exceso de sus conocimientos.
El que gobierna el Estado mediante la inteligencia,
es un bandido para el Estado;
el que gobierna el Estado renunciando a la inteligencia,
encarna la virtud del Estado;
quien conoce estas dos razones,
conoce el modelo (de gobierno).
Conocer el modelo,
es la virtud misteriosa.
La virtud misteriosa es profunda, amplia,
se transforma con las cosas,
y así es como alcanza la gran armonía.

XXXVI

Conocer es no conocer,
he ahí la perfección.
No conocer es conocer,
he ahí el mal.
El sabio no padece este mal,
porque lo padece.
Lo padece,
y por eso está libre de él.