viernes, 12 de diciembre de 2014

Poemas de Hill, de Gálvez, Silva y Carriego

Joe Hill


(Suecia, 1879 – Estados Unidos, 1915). Cantautor y caricaturista, activista anarco-sindical de Trabajadores Industriales del Mundo (IWW). Sus canciones están marcadas por un tono popular que llama a las reivindicaciones de los trabajadores, especialmente, de los inmigrantes. Tras haber sido acusado de asesinato, en hechos que aún son confusos, fue ejecutado en 1915. Antes del fusilamiento exclamó ante sus camaradas: "¡No lloren por mí, organícense!"


Mi última voluntad

Mi voluntad es fácil de decidir,
porque no tengo nada que legar.
Mi piel no necesita ser llorada...
"el musgo no se adhiere a las piedras rodantes"
¿Mi cuerpo?: Si pudiera escoger
lo reduciría a cenizas
y dejaría que las brisas arrastrasen
mi polvo a donde crecen las flores.
Quizá alguna brotaría de nuevo,
volvería a la vida y florecería.
Ese es mi último y final deseo,
buena suerte a todo el mundo



Pedro Luis de Gálvez



(Málaga, 1882 – Madrid, 1940). Poeta, narrador, ensayista, periodista y agitador político. Desde su infancia mostró un rechazo a las instituciones escolares, siendo expulsado de varias de ellas. A partir de este momento comenzó una vida de aventurero y bohemio que lo llevaría a la cárcel y a despertar su vocación literaria. Tras haber sido víctima de una anónima delación, fue fusilado en la cárcel de Porlier el día 20 de abril de 1940, cuando ya se había instalado el fascismo.

Al pueblo

Nunca tienes razón cuando te quejas
porque eres tú, con tu cobarde mano,
quien sustenta el orgullo del tirano,
y construyes las horcas y las rejas;

la red en que te prende le aparejas,
nace el verdugo de tu mismo grano;
que te mate los hijos y el hermano
y prostituya a tu mujer le dejas.

¡Alza tu dignidad de tanto lodo!
Muerde el pie que te ponen en la boca,
que, queriéndolo tu, lo puedes todo.

Y vigílate a ti, porque algún día
no te parezca la fortuna poca
y engendres una nueva tiranía.



Víctor Domingo Silva


Nació el 12 de mayo de 1882 en Tongoy, Chile. Junto a otros escritores fundó el Ateneo de la Juventud de Valparaíso y la Universidad Popular. Se desempeñó como periodista de El Mercurio de Valparaíso, en donde escribía con el seudónimo de Cristóbal de Zárate. Reconocido por sus inquietudes como luchador político y por su enorme popularidad entre los trabajadores de la pampa salitrera, en el año 1915 fue elegido diputado por la primera región. Recibió el Premio Nacional de Literatura en el año 1954 y el Premio Nacional de Teatro en 1959. Murió en Santiago, el 20 de agosto de 1960. Durante un periodo de su vida tuvo vinculación con el anarquismo, de cuya época es el presente poema publicado en el periódico, Agitación, el 12 de agosto 1905.


¿A dónde vas?

I

-¿A dónde vas? Le pregunté al hombre,
deteniendo el intrépido corcel:
- Voy a la guerra a conquistar renombre
-me respondió -
mi afán es el laurel.
Voy en pos de los campos de batalla,
Donde dobla el valiente la cerviz,
o coge la medalla
que cubrirá la honrosa cicatriz!
- ¡Parte! Le respondí.-
Vierte sin tasa los torrentes de sangre…
Ese es el fin
del nefando delirio que te abrasa:
¡preparar de los cuervos el festín!
¡Parte! El plumón de tu penacho ondea
bajo el soplo infernal.
¡Ve, y labra en el horror de la pelea
el mármol de tu regio pedestal!…


II

- ¿A dónde vas?
Le pregunté. Y el viejo
me respondió, mostrándome una cruz:
- Voy a verter la luz de mi consejo
en muchas almas sin amor ni luz.
Voy a caer de hinojo
sobre las santas gradas del altar.
Voy a elevar los ojos.
¡el corazón al cielo…Voy a orar.
- Ve a orar, ¡oh sacerdote!
Reliquia de una edad que ya se fue
Cuando tu labio la plegaria brote
henchida por el soplo de la fe,
flotará esa oración por las ojivas
del templo secular
¡ahí! Y las almas, ante Dios altivas,
ya no sabrán temblar.

III

- ¿A dónde vas? Le pregunté. Y el pobre
me respondió: - Señor,
mira mi barca tan tranquila sobre
la mar…soy pescador
Voy a tender al bullidor enjambre
de incautos peces la engañosa red,
y tendré el pan que calmará mi ser…
- Ve, ¡pobre pescador! Y no recuerdes
los misterios del mar,
del fiero mar que entre sus olas verdes
todo lo quiere, todo, sepultar…
Que el cáñamo se abrume
con la carga del pez
que esparcirá mañana su perfume
en la mesa suntuosa del burgués…
Ve, pescador, si el barco se destroza
Ya pondrá la virtud
Un crepón en la frente de tu esposa
O un clavo en el tablón de tu ataúd…



Evaristo Carriego


(Entre Ríos, Argentina, 1883 – Buenos Aires, 1912). Como poeta frecuentó diversos medios literarios y cafés donde se discutía sobre el modernismo, las nuevas ideas políticas y se configuraba la estética tanguera (en muchos casos alimentada por el anarquismo). Fue cercano a la redacción del periódico anarquista, La protesta. Estuvo muy influido por el espíritu romántico, la provocación modernista y por las historias de arrabal. Sus libros más recordados son: Misas herejes (1905), El alma del suburbio (1908) y La canción del barrio, este último, publicado póstumamente.   


El clavel

Fue al surgir de una duda insinuativa
hirió tu severa aristocracia,
como un símbolo rojo de mi audacia,
un clavel que tu mano no cultiva.

Quizás hubo una frase sugestiva,
o viera una intención tu perspicacia,
pues tu serenidad llena de gracia
fingió una rebelión despreciativa...

Y, así, en tu vanidad, por la impaciente
condena de un orgullo intransigente,
mi rojo heraldo de amatorios credos

Mereció, por su símbolo atrevido,
como un apóstol o como un bandido
la guillotina de tus nobles dedos.



Sarmiento

Una luz familiar; una sencilla
bondadosa verdad en el sendero;
un estoico fervor de misionero
que traía por biblia una cartilla.

Cuando en la hora aciaga, en el oscuro
ámbito de la sangre, su mirada
de inefable visión fue vislumbrada
y levantó su voz, a su conjuro,

en medio de las trágicas derrotas
y entre un sordo rumor de lanzas rotas,
sobre las pampas, sobre el suelo herido,

se hizo cada vez menos profundo
el salvaje ulular, el alarido
de las épicas hordas de Facundo.




A Doña Sylla da Silva

Si de estas cuerdas mías, de tonos más que rudos,
te resultan en ásperos sus rendidos saludos,
y quieres blandos ritmos de credos idealistas,
aguarda delicados poetas modernistas

que alabarán en oro tus posibles desdenes,
coronando de antorchas tus olímpicas sienes,
devotos de la blanca lis de tu aristocracia,
con que ilustro los rojos claveles de mi audacia,

o espera, seductora, decadentes orfebres
que graben tus blasones en sus creadoras fiebres:
trabajo el acero de temples soberanos:
los sonantes cristales se rompen en mis manos. 



Estos poemas son tomados de la Antología de Poesía Anarquista, publicada en Colombia en 2013 por Un gato negro Editorial. 

martes, 2 de septiembre de 2014

La poesía: "mi religión y mi coraza". A propósito del poemario Tempus de Hernán Vargascarreño


Ávido de novedad, serpenteando la esquiva noche citadina, cautivado por la palabra insomnio, discurro a la espera del auspicioso lugar donde las voces me asalten con sus bálsamos. Y aunque casi siempre es la soledad la que logra afianzarse, a veces me adentro en los resquicios del tiempo para auscultar otro latido, otra marea, otro silencio. Justamente, hace unos pocos días, la inenarrable noche me concedió el poemario Tempus (ediciones Exilio, junio de 2014) de Hernán Vargascarreño, una suerte de retorno al mito amoroso, quizás el más puro de los que se han cantado. Allí el autor tercia en el diálogo exquisito y perenne que sostienen el Amigo y el Amado (Antínoo y Adriano).

Afianzado en la siempre lúcida Marguerite Yourcenar (quien funge como presencia activa que describe una ruta) Vargascarreño traza una cartografía para llevarnos por cuatro inagotables lugares de la memoria: La dicha, El oráculo, El sacrificio y El dolor (que podríamos parafrasear como el camino, el retorno, el paso y la huella).

Aunque esquivando elaborados conceptos, el libro es rico en reflexiones que se filtran sutilmente, verso a verso. Verdad y tiempo son apenas elementalidades que fluyen,  nociones leves que buscan reafirmar lo humano, precisamente en su condición efímera:

“Los dos nos sabemos peregrinos,
débiles criaturas que el universo borrará”.

Para el poeta, la materialidad es certeza que enaltece (“me purifico en tu cuerpo”) pero que al mismo tiempo le recuerda su carácter leve, su forma pasajera, su constante abrazo con la soledad y paradójicamente, la sujeción inevitable al destino, a ese sueño de otro que nos sueña (“nos han tejido de sueños”). También reconoce a la vida como esa incertidumbre en la que el instante por venir apenas es un acto de fe. Ante esa perspectiva, la opción del poeta es jugársela por el instante que acontece para escapar a ese Tiempo que cabalga como peso “inaprensible”, enrostrándonos nuestra única seguridad: la muerte. En últimas, nada se puede contra el instante en el que las sombras afilan sus puñales. Y ante ese terrible oráculo, Vargascarreño es lapidario: “que se preparen tus entrañas”.

La figura del guerrero que se sabe perdido del camino a casa pero que aún conserva sus poderosas armas: “el abrazo amigo y el corazón desnudo”, es retomada en el poemario para expresar el sentimiento de Adriano ante el sacrificio del amigo que ha ofrendado su vida para prolongar la de su amado. Como el guerrero que ha triunfado pero que ahora se siente más cadáver que aquellos a los que ha mutilado y destrozado, vuelve Adriano hacia aquellos lugares de la dicha, anhelando ese rostro, ese cuerpo, esa potencia que propició el deleite de los cuerpos y la conjunción de almas, antaño resguardada en “la enfermedad y el dolor de la belleza”.

Finalmente, el poeta, como observador que no esquiva involucrarse en la vivificante  reconstrucción del mito, trasluce sus más fervientes convicciones: la poesía: “mi religión y mi coraza”, y mi deidad: “un Dios de los Vacíos”. Y sin desconocer que  “la mucha luz también es oscuridad”, retoma a Yourcenar para invitarnos a “entrar a la muerte con los ojos abiertos”.

Para dejarles una muestra de esta potente poesía, les comparto un magnífico poema que nos recuerda la determinación infinita en este universo:


HONDA

Envidias
la libertad del pájaro que pasa
y por un momento quisieras transmutar
tu figura
tus miserias
tus ilusiones
en ese frágil destello de la tarde,
olvidando que el pájaro cumple
con sus inagotables oficios:

provisiones      migraciones     nidadas

y están además sus constantes peligros:
la simple honda
de un chicuelo, por ejemplo.

Envidias
la libertad del pájaro
que por un momento arroba tu esencia.
Mira un poco más alto:

¿Ves cómo la gran honda que es el Universo

nos apunta desde siempre?

El poeta Hernán Vargascarreño

domingo, 13 de julio de 2014

Desde el fondo del mar hasta el planeta de Anarres


La Valija de Fuego (http://lavalijadefuegoeditorial.wordpress.com/es una editorial y librería independiente y cooperativa, con sede en la ciudad de Bogotá (en este momento, en la Carrera 7 No. 46-68). Con cerca de 2 años en el mundo editorial, ha logrado darle presencia a ciertas voces que no gozan del favorecimiento mediático, aunque sí se destacan por su particular creación al margen de los convencionalismos. Las ediciones han sabido conjugar los textos con la parte gráfica y de diseño para revivir así el apasionamiento por el libro-objeto. 
En una de esas publicaciones (La Ciencia Ficción Radical - una aproximación a la ciencia ficción desde el universo ácrata), realizada a comienzos de 2014, tuve la suerte de escribir el prólogo, el cual les comparto a continuación. La selección de los textos estuvo a cargo de Marco Sosa, quien a la vez está al frente de la editorial. 


Desde el fondo del mar hasta el planeta de Anarres

“La ciencia ficción no es sólo un género literario, sino algo más: un estado de conciencia”.
René Rebetez

Androides, inteligencias artificiales, distopías, cibermundos, seres mutantes, clones, robots, viajes extraterrestres, alienígenas, son algunos de los términos que empezaron a poblar nuestra ilimitada imaginación y a enriquecer las narrativas, desde que se insinuó la ciencia ficción como nuevo subgénero literario.

Ese juego antinómico que propone el mismo concepto “ciencia ficción” es, de entrada, la gran provocación para dejarnos envolver con la seguridad de que tendremos la novedad como compañera de forma permanente. Y con el solo hecho de recordarnos el Devenir, ya nos está preparando para instalar pensamientos al margen, por fuera de los discursos excluyentes y de las historias que ya sabemos dónde terminan.

El oxígeno que le trajo a la literatura moderna este género que nos acompaña desde hace ya más de una centuria, en muchos casos ha sido subestimado, excluido o vinculado con prácticas reaccionarias y alienantes. Pero nada más alejado de la realidad el sostener que algo que de por sí está en movimiento, imaginando otros mundos (no siempre felices), le haga el juego al conservadurismo y a la quietud que por todos los medios buscan mantener los gobiernos y los Estados. Esa imaginación desatada, puesta de revés y más allá de los límites, sin duda ha sido un poderoso motor que ha impulsado no solo los cambios tecnológicos sino también las transformaciones socio-políticas. Pero claro, no somos tan ingenuos como para desconocer que el poderío de la ciencia ficción también ha sido capturado en diversas ocasiones por el capital, con ese juego perverso que sutilmente sabe acomodarse a las más insospechadas situaciones, a través de múltiples máscaras que exaltan el desarrollo y la técnica.

Es por ello que resulta oportuna la publicación de estos dos textos que ubican a la ciencia ficción en su polo más poderoso, el que lucha por hacer una transvaloración de las relaciones socio-ambientales para instaurar un mejor hábitat en cualquiera de los mundos a donde la imaginación nos conduzca, pues no necesariamente pueden ser físicos sino también alternos, evasores de la cotidianidad.

El texto sobre la ciencia-ficción radical, se concentra en la vertiente de esta literatura que tiene una connotación popular mas no reaccionaria, la cual  continuamente se levanta contra el patriarcado, la guerra, el control y la autoridad. Y entre los varios títulos que reseña, indiscutiblemente, dirige la mirada hacia Los desposeídos (Ursula K. Le Guin, 1974), uno de los grandes clásicos que nos habla de una utopía anarquista en el planeta de Anarres.

El segundo texto, rescata a Julio Verne (un escritor usualmente asociado con la literatura de “aventuras y viajes para despertar la imaginación de los adolescentes”) y lo redimensiona como un autor que va más allá de ese ligero encasillamiento, dejándonos ver su rico caudal de reflexiones asociadas con el pensamiento libertario. Tras hacer un rastreo por sus principales obras, el autor se concentra en la obra póstuma de Julio Verne, Los náufragos del Jonathan (1909), donde encuentra la continuidad de las ideas políticas que ya había prefigurado Verne en sus anteriores obras: el gusto por los viajes a lugares sin fronteras, la encarnación del oro como una ficción que determina las relaciones sociales, la exaltación de los “medios libres” por los que luchan las pequeñas comunidades, el microcosmos de los náufragos que abogan por instaurar nuevas dinámicas sociales y la puesta en duda de las leyes y de los formalismos.

Celebramos la publicación impresa de estos dos textos, puesto que nos sigue emocionando el libro como objeto, razón por la cual hacemos nuestras las palabras de Ray Bradbury: “Me gusta tocar un libro, respirarlo, sentirlo, llevarlo… ¡Es algo que una computadora no ofrece!”. 

Imágenes tomadas de la circulación libre en la red.
   

domingo, 11 de mayo de 2014

El diario inédito del filósofo vienés Ludwig Wittgenstein


No sé si porque amé a Wittgenstein tanto como amo a la filosofía y porque al tiempo entendí que el amor podía ser apenas una palabra desnuda, sin hueso y sin carne, o porque en el aforismo siempre he encontrado un ferviente punto de quiebre con el cual corroboro el sinsentido (que es el sentido del ausente) y con el que asisto a menudo ante la penumbra de la palabra para husmear en todos los lenguajes marchitos (excepto las paradojas); que he vuelto a estremecerme ante la palabra punzante que, enhorabuena, no supo callar. No lo sé, y es mejor no saberlo para continuar aguardando el encuentro con aquellas voces que siempre vuelven a salvarnos de ese Yo que todavía cree en la salvación, tal como me sucedió este mediodía al cruzarme con “El diario inédito del filósofo vienés Ludwig Wittgenstein” de Fredy Yezzed, publicado en Buenos Aires en el 2012 por Ediciones del Dock. Sin duda, este es un libro que pudo haber merecido el premio de poesía del Ministerio de Cultura de Colombia en el 2007, cuando fue presentado a concurso; sin embargo, apenas recibió una mención honorífica, justificada en un comentario que deja muchas dudas sobre la cabal comprensión y aceptación de otras formas de relacionarse con la poesía, por parte de los jurados. 

Tras contar con la suerte de hallar este trabajo (que desde hacía rato quería conocer), y ateniéndome a los antecedentes afectivos ya mencionados, no podía pasar sin detenerme ante estas páginas plenas de profundidad, precisamente, por su levedad, por su dinámica de aire. Entonces, la poesía volvió a retozar en la lengua que no articula más allá del balbuceo, mientras se toma de la mano con su hermana siamesa: la filosofía; no la de las certezas, ni la de los métodos, ni la de los universales, sino aquella de las proposiciones sobre el precipicio, los bordes, las simas y el SILENCIO.

De nuevo Wittgenstein vino a la ventana con su analítica del límite, del lenguaje ensoberbecido, de la matemática y su juego perverso aunque divertido. Y enseguida volví a visualizar ese jardinero de las espinas interiores, ese pensador sufriente frente a la indisposición de Dios, ese maestro de los suicidas que olvidaron todas las palabras.

En este libro, Fredy Yezzed ha jugado una partida con la existencia, apostándole a las cartas que reivindican la palabra aunque saben que es preciso callar para escuchar el cántico de las piedras, para profundizar en la herida y para enaltecer (sin temores) el sinsentido... en fin, para ratificar el movimiento permanente de la POESÍA y su indiscutible potencia, que también se encuentra en la variación de las formas.

Les dejo una breve muestra de lo que este libro nos entrega:

1.1        La poesía es un jardín: un jardín que habla de otros jardines.
1.13      El lenguaje es la flor, dijo Mallarmé. Si esto es así, entonces, la poesía es floración: encantamiento de la flor.
2.01     Todos llevamos una manzana podrida en la carne. Eso comprueba que todos tenemos una poética negra. Una forma oscura que se oculta detrás del día.
2.014    Nadie, por experto que sea en la semiótica, podrá hablar de la humedad que causa a nuestra alma la palabra agua.
2.0231   La blasfemia, el insulto: agrietan el aire.
2.031     Ese cielo blanco no es blanco por ser blanco sino porque lo pienso puro.
2.13       Escribir poemas siempre será un eterno sonrojarse.
3.142     Callar una palabra de afecto es dejar una cicatriz en el silencio.
5.43       En algún lugar somos frontera, & frontera en algún lugar es encuentro.
5.501     También somos esa vida que nunca vivimos.
6             ¿Acaso existe un animal más fiel que la vejez?
6.111      A diferencia del cactus, mis espinas han crecido por dentro.

Fredy Yezzed

Imágenes tomadas de la circulación libre en la red

sábado, 3 de mayo de 2014

Primeros materiales para una Teoría de la Jovencita


Cada vez que nos acercamos a uno de los textos producidos por aquel extraño entramado creativo autodenomidado Tiqqun: intenso productor de realidades al margen, de formas alternas de organización, de luchas frontales contra el Espectáculo que nos gobierna; no podemos dejar de sorprendernos ante tanta lucidez "imaginaria" y de inquietarnos frente a los mecanismos de acción que de su lectura se derivan.


En esta ocasión, tras sumirnos en una apasionada lectura de "Primeros materiales para una teoría de la Jovencita", y haber revivido la conmoción que nos generan aquellos textos punzantes, nos propusimos realizar algunos apuntes, antes que para intentar desbrozar esta compleja propuesta, para hacer una invitación a volver sobre estas voces de fuego.  

LIMINAR

No está de más hacer esta aclaración previa: La Jovencita no es un concepto sexuado... "es el ciudadano modelo" en su necesidad de exhibirse, en la expresión de su amor por el Espectáculo.

MORAL ("una moral de color rosado")

"La Jovencita es ontológicamente virgen"
"La forma de ser de la Jovencita es no ser nada"
"La Jovencita no habla, es hablada"
"La Jovencita lleva en su risa toda la desolación de las discotecas"
"Mientras sea feliz, me importa muy poco ser libre", dice la Jovencita en el tocador, en la peluquería, incluso, en ese carnaval en que han convertido las manifestaciones...
"La Jovencita es optimista, radiante, positiva, alegre, entusiasta, feliz; en otros términos, sufre".
"La Jovencita no envejece, se descompone".

DEVENIR

-Imposibilidad de apartar(se) del Mercado. La lógica de su libertad reside ahí, en las leyes del capitalismo. Y hasta se propone una vía de escape: la risa cínica de sí misma, la estetización de su límite, la autenticidad de la máscara -- ¿Habrá otra risa? ¿...de sí, del capital, de los otros? ¿Una utopía abierta a la mutación? --.
-La Jovencita prolonga una segunda forma de mercado: el consumo de los consumidores.
-No ser más que su derecho (es decir, su límite): la personalidad de la Jovencita.

¿AUTONOMÍA?

-La Jovencita ha interiorizado tanto el control, que se llama a sí misma autocontrolada, lucha por el autocontrol: registrar sus actos en un hardware ("Soy una memoria dispuesta...abierta...soy un espejo límpido". Por tal razón, la Jovencita prefiere ser autocontrolada, antes que liberada.
-Pero claro, "como todos los esclavos, la Jovencita se cree más vigilada de lo que en realidad está".
-"La Jovencita es la última tentativa de la mercancía para superarse a sí misma, pero fracasa lamentablemente".

BIOPODER

"La Jovencita comparte con la dominación la obsesión por la seguridad".
"La Jovencita es la muerte moviéndose en sí misma, ella es la ley y la policía juntas...".
-El maquillaje del Biopoder, mediante el cual se fortalecen las relaciones de dominación en un nivel sutil pero más eficaz: "Hemos aprendido a despreciar la Jovencita, obedeciéndola...".




ADDENDUM

Tiqqun: "Nosotros... metafísicos críticos". Su enemigo: "La dominación mercantil". 

Para ver algunos textos: http://tiqqunim.blogspot.com/ 


Imágenes tomadas de la circulación libre en la red
  

jueves, 6 de marzo de 2014

Poemas de Barret, Escobar y Carvallo, Mühsam y Panclasta

Rafael Barret


Rafael Angel Jorge Julián Barrett y Avarez de Toledo, nació en Torrelavega, Santander, España, el 7 de Enero de 1876. Fue ingeniero, matemático, periodista y escritor. Vivió 6 años en Paraguay, de los cuales pasó algunos meses en Argentina y Uruguay. Se proclamó anarquista hacia 1908 y posteriormente fundó la revista, Germinal, órgano de denuncia y de expresión para las organizaciones obreras. Falleció con sólo 34 años en Arcachon, Francia, el 17 de Diciembre de 1910.



Hoy

Hoy es el día negro. ¿Dónde mi cotidiana herencia de luz?

He vagado por las calles borrachas de niebla, como yo de sombra. En el fondo de mi universo proyecta la nada sus desnudas tinieblas, disolventes de todo, las asesinas del silencio, minuciosas, devoradoras, lentas.

La tarea de la vida cae de mis dedos apagándose... Manos rescatadoras, no os veo en mi oscuridad. ¿Vacías huisteis? Me baña la muerte persuasiva.

Únicamente soy una cosa cobarde, escondida en un rincón del tiempo. Torpes enemigos, seguid buscándome en la luz; mañana será tarde. Hoy se rindió el carcelero, y la jauría desatada se destroza a sí misma. Cada átomo de mi carne es una tímida ferocidad; yo una multitud esclava; yo el hermano de los humildes criminales.

Hoy vi sobre la estúpida faz del primitivo la costra de la miseria, olfateé la desesperación y el vicio y amé al pobre, porque mi corrupción es la suya. Con ella la piedad, como siempre, en las almas. Y me penetra la infame ternura. Por fin, nostálgico de la antigua madre; por fin inmóvil en el universal flujo, esperando la noche del pasado visible.

Hoy me entrego a las ágiles destructoras. A mi cintura los nudos para siempre de sus brazos. Ojos de grutas, subid a los míos. Corran las tibias bocas por mi cuerpo. Las orillas pasan. No las conozco ya, y a sentir comienzo el soplo de las regiones de donde no se vuelve.

Rincón de la selva

El cimiento innumerable y retorcido sale de tierra en el desorden de una desesperación paralizada. Los troncos, semejantes a gruesas raíces desnudas, multiplican sus miembros impacientes de asir, de enlazar, de estrangular, la vida es aquí un laberinto inmóvil y terrible; las lianas infinitas bajan del vasto follaje a envolver y apretar y ahorcar los fustes gigantescos. Un vaho fúnebre sube del suelo empapado en savias acres, humedades detenidas y podredumbres devoradoras. Bajo la bóveda del ramaje sombrío se abren concavidades glaciales de cueva donde el vago horror del crepúsculo adivina emboscada a la muerte y tan sólo alguna flor del aire, suspendida en el vacío, como un insecto maravilloso, sonríe al azar con la inocencia de sus cálices sonrosados.


Alejandro Escobar y Carvallo



(1877-1966). Poeta, intelectual y activista político chileno, vinculado desde 1897 a movimientos socialistas, marxistas y anarquistas. Gran propulsor del movimiento obrero chileno en los comienzos del siglo XX. Fue muy cercano a José Ingenieros, de quien recibiría enorme información sobre el desarrollo de las ideas socialistas en diversos lugares. Fue coodirector del periódico anarquista, El Proletariado. Se preocupó por la fundación de ateneos, escuelas socialistas y centros de estudios sociales.

La pampa esclava

I
Extraña como un bárbaro paisaje
descubierto en un muro arqueológico...
duerme la Pampa su sopor salvaje
soñando un cataclismo geológico!
Viuda del mar que la arrojara un día
como hembra infecunda e histérica...
ella ha sido una sierva muda y fría
abandonada en el confín de América!
De sus viejos amores submarinos
le quedan las arrugas en el vientre.
Atesora depósitos salinos
en donde quiera el "cateador" se encuentre!
II
Como grandes colmenas laboriosas
se yerguen las enormes Oficinas...
semejando prisiones misteriosas
de un vasto Imperio convertido en ruinas.
Sólo una tropa de dispersos montes
que las sequías convirtieron sierras,
levantan los rastreros horizontes
de aquellas áridas salobres tierras!
Nunca el aroma de una planta verde
embalsamó los aires del Desierto.
Ni una avecilla que al cantar recuerde
los ecos mudos de un pasado muerto.
Sólo el viejo huracán su melena azota
sobre los flancos de las sierras mudas...
Como un velero con la quilla rota
sobre las playas de la mar, desnudas!
III
Allí trabaja la inhumana gente luchando a brazo con la costra dura... El sudor baña la tostada frente y tiembla la viril musculatura! El sol desgrana su millón de flechas sobre la inmensidad de la llanura Y en las espaldas, al caer, derechas, producen escozor de quemaduras! Ataca el barretero con empuje la mancha salinosa que adivina... A cada golpe su espinazo cruje... y la barreta en el costrón rechina! Hecho el barreno circular y hondo se carga de traidora dinamita... que al explotar arranca de su fondo hasta la roca riva que dormita! A una cuadra de altura del suelo parece la gigante bocanada... un estornudo que lanzara al cielo la fauce de la Pampa acatarrada! El torbellino de guijarros crece cayendo al páramo recién abierto... Así el lugar de la labor parece erupción de un volcán en el desierto. Queda rota la ansiada calichera... desfloramiento de senil entraña. Monstruo devorador de carne obrera, llaga de la llanura y la montaña! Ahí el pampino agotará sus bríos... Ahí su frente se pondrá ceñuda, mientras el sol de cálidos estíos le quemará entera su piel desnuda! Ahí los siervos de la edad moderna, blandiendo el combo más de quince horas sufrirán reumatismo en cada pierna trabajando en las noches sin auroras!
IV
Las dos de la mañana apenas son y bajo el viento del invierno helado... a su faena se encamina el peón baja la frente, la Esperanza al lado! Silba el "pampero" por la noche negra Cada paso retumba en los salares... La idea de ser libre sólo alegra esas almas preñadas de pesares! Y en medio de la noche infame y larga parecen los obreros trabajando... tristes forzados cuya vida amarga llena de angustias están soportando.
V
Las pálidas mujeres de la pampa envejecen de anemia y de clorosis... Y la que el vicio en su avidez no zampa se la engulle la cruel tuberculosis! El Campamento que al obrero asila - nueva prisión de "criminales natos"- produce la impresión en la pupila de un cementerio trajinado a ratos... El Alba, cuando el frío resquebraja la dura costra del caliche infame, no siente el jornalero que trabaja de sus chicuelos una voz que llame. El hielo que a los hombres aletarga, traspasando la vieja calamina, cala toda la noche, negra y larga, los huesos de la prole que germina.
VI
Así es el campamento en el verano cuando el sol evapora el aire seco... un enervante cocimiento humano que hace de cada niño un gran muñeco Allí la raza su vigor agosta... en la Deportación del campamento. Las piernas flacas y la espalda angosta, arrastran un deforme Pensamiento! En cada rostro de mujer u hombre la darwiniana adaptación refleja, de los desiertos la expresión sin nombre, sin alegría, sin amor, ni queja! Todo es ahí momificante y gris... Nada produce novedad alguna Aquello es un exótico país, imperio de la Fiebre y de la puna!
VII
Cerca del campamento presidiario... elévase la grande Instalación que amasa del pulmón proletario el hígado grasiento del "patrón." La maquinaria poderosa y fuerte, Y los cachuchos de insaciable boca... donde hace hervir hasta el vapor la Muerte al desgraciado que su turno toca! La sal preciosa está ahí en acopio... La ha visto el jornalero cada año dejando estéril el terruño propio ir a dar vida al continente extraño! El enorme caballo de Vapor arrastra jadeando con su carga y queda como fin de la labor una columna de humo negro y larga. Así concluye la faena ruda con el pito del tren que silba ronco Mientras la pampa bajo el sol desnuda parece una serpiente al pie de un tronco!
VII
Tal es la vida del Desierto cálido; tal es la noche del Desierto frío! Como es la cara del obrero, pálido, como es el alma del patrón impío! Así los años por su frente bajan sin que su noble corazón se aflija. Cuando los huesos, de crujir se rajan, en un "cartucho,"su ilusión se fija. Mientras el rico salitrero llena los grandes barcos de salino grano... y ve juntarse, sin afán ni pena, un ciento de millón en cada mano!
IX
El Sol en el Desierto reverbera y bajo el soplo de sus mil alientos, se parece la Pampa a una ramera entregada a impuros pensamientos! El Capital de sus entrañas goza con imprudente refinada calma Mientras al frente de la pobre choza la autoridad le prostituye el alma!
X
Fue agotada la dura "calichera" El pobre diablo a su presidio torna Y halla en el hogar la prole entera que la miseria contra él soborna! No crece en el erial una callampa El agua no humedece las arenas Y el rojo Sol de fuego de la Pampa evapora la sangre de las venas. A lo lejos parece la Oficina un hormiguero de labor constante. Y el campamento gris de calaminas un "bocado"en el vientre de un gigante! Queda en pie la infernal explotación donde pena el obrero noche y día, donde el parásito voraz "patrón" sus tentáculos ve en la Pulpería. Y el calichero que la sangre suda, la realidad de Prometeo encarna sobre la pampa bajo el sol desnuda como una piel comida por la sarna!
XI
¡Oh, Servidumbre del Salario libre! ¡Puñal de oro que la vida arranca! ¡Haz que tu víctima algún día vibre la Marsellesa de la Raza Blanca!


Erich Mühsam



Fue un escritor anarquista alemán, nacido el 6 de abril de 1878 en Berlín y muerto el 10 de julio de 1934 en el campo de concentración de Oranienburg, tras haber sido encarcelado varias veces. Escribió numerosos poemas, obras de teatro y ensayos crítico-sociales y políticos. Hacia 1901, fue redactor de las revistas anarquistas alemanas, Der arme Teufel, y Weckruf. Fundó su propia revista, Kain, en 1911.   


El gorjeo de las alondras…

El gorjeo de las alondras por la mañana saluda
y el templado aire se llena de su canto
y lleno de esperanza me adentro
hacia el campo, lejos de la multitud.

Pero un espantoso ruido da vueltas sobre mí
como si de una tortura se tratara
como si del trabajo del hombre por el pan
y martillea, se lamenta y chirría como el acero.

Y siento algo semejante a un zumbido
precipitación confusa,  muchedumbre alborotada
y de repente, un suave sonido
como un lejano, lejano saludo del amor...

Aunque escapo de su mirada
nunca huyo de la palabra ni del hecho
y durante todo el camino
me acompaña el hilo del telégrafo.


Biófilo Panclasta



(1879 – 1953). Fue un activista político, escritor y anarquista colombiano, aunque él mismo se presentaba de la siguiente manera: “Yo no soy un anarquista, yo soy yo. Yo no dejo una religión por otra, un partido por otro, un sacrificio por otro. Yo soy un espíritu liberado, egotista. Yo obro como yo siento, yo no tengo más causa que la mía”. Estuvo en al menos cincuenta países alentando y participando en luchas populares, razón por la cual tuvo múltiples encarcelamientos.


Soneto

En mi férreo y horrible calabozo,
donde nada fulgura una esperanza,
yo mantengo muy alta la confianza
de un porvenir muy libre y muy hermoso.

¿Qué importa que hambreado y haraposo,
hoy sufra de la muerte la asechanza,
si yo veo lucir en lontananza,
el sol de la ventura esplendorosa?

Sin amigos, sin Dios, entre cadenas,
yo desprecio la negra tiranía
y la necia congoja de mis penas.

No imploro compasión, ni desespero,
que de pie bajo el golpe en la porfía:
"Yo he sabido esperar y siempre espero".