domingo, 10 de mayo de 2015

Pensamiento libertario y esquizoanálisis


A continuación selecciono unos fragmentos de mi cuadernillo, "Esquizoanálisis y pensamiento libertario" (editado recientemente por Senderos Editores, de Bogotá) los cuales exaltan la potencia del esquizoanálisis, fluyendo a la par con el pensamiento libertario. 

  • "En principio, lo que Freud descubre es que en el inconsciente fluyen y se manifiestan las máquinas deseantes, al encontrar cómo, a través de las síntesis libres, todo es posible. Es decir, el descubrimiento que hace es de un inconsciente productivo pero, posteriormente, termina opacándolo cuando estructura a Edipo como dogma totalizante y trata de representarlo como un esquema familiar. De este modo, el inconsciente deja de ser un taller para volverse un teatro, más aún, un teatro clásico (representativo) en el que el psicoanalista es el director de escena de un teatro privado".


  • "El psicoanálisis freudiano pretende tener una explicación para todo, negándose a la posibilidad de fallar, de aprender construyéndose. Esto conlleva a la dogmatización con sus propias leyes (Edipo, castración, libido, deseo inconsciente y representativo, etc.), frente a ellas no hay apertura para la autocrítica. Este psicoanálisis pretende generar leyes por todos lados, atribuyéndose facultades científicas".


  • "El esquizoanálisis busca “desedipizar el inconsciente para llegar a los verdaderos problemas”; “ir más allá de toda ley” donde el problema no puede ni siquiera ser planteado. Pero, de ninguna manera, pretende dejar por fuera a la “máquina analítica”, lo que busca es integrarla dentro del “aparato revolucionario” que el esquizoanálisis conduce".


  • "El inconsciente se autoproduce y se reproduce por sí mismo. No requiere del vínculo simbólico con lo parental (que puede ser una imagen de Dios). Es huérfano en todo momento y se produce en la 'identidad de la naturaleza y el hombre, del mundo y el hombre' ” (Anti Edipo, 114).


  • "Según Deleuze y Guattari, la tradición analítica nos ha transmitido tres errores sobre el deseo: la carencia, la ley y el significante; los cuales surgen de una interpretación idealista del inconsciente. Siguiendo esta creencia, se está yendo en un sentido contrario al de la producción deseante. Consideran ellos, que el deseo es ante todo “revolucionario por sí mismo” y por esa razón está moviendo tanto la producción social como la producción deseante (juntas conforman una unidad pero difieren de régimen). La producción deseante tiene existencia actual, por tanto, real; ni regresiva ni progresiva, está directamente vinculada con el presente".


  • "Edipo es un límite perfectamente activo dentro del capitalismo, puesto que allí encuentra cómo moverse sobre los flujos descodificados, los cuales han sido sustituidos por una nueva axiomática (la del dinero) que resulta más represiva".


  • “El Estado es deseo que pasa de la cabeza del déspota al corazón de los súbditos y de la ley intelectual a todo el sistema físico que en él se origina o se libera” (Anti Edipo, 228).


  • "El esquizoanálisis, tras ubicar las permanentes estratificaciones de las cuales hemos sido objeto, se propone destruir los estratos básicos que nos mantienen atados directamente a las estructuras dominantes: el organismo, la significancia y la subjetivación".


  • "El Estado se define no por la presencia de jefes sino por la perpetuación de órganos de poder que se encargan de promover una codificación".


  • "El punto de partida para la elaboración conceptual del esquizoanálisis es el  siguiente: “el deseo es máquina, síntesis de máquinas, disposición maquínica – máquinas deseantes. El deseo pertenece al orden de la producción, toda producción es a la vez deseante y social” (AE, 306). El psicoanálisis, por el contrario, revierte este orden de la producción y superpone la representación = Producción Vs. Representación. Con el psicoanálisis, el inconsciente se queda en la representación. Este inconsciente cree en Edipo, en la castración, en la ley. Es un inconsciente que ya no produce sino que representa (que cree)".


  • "El esquizoanálisis rompe con anteriores discursos hegemónicos y se instala en la periferia para establecer nuevos tipos de conexiones con distintos saberes y prácticas. Para alcanzar este objetivo, es preciso empezar a crearle fisuras a la lógica binaria (de las relaciones biunívocas) que es la que domina el psicoanálisis, la lingüística, el estructuralismo y la informática. Por este motivo, además del psicoanálisis también se hace necesario desnudar otras disciplinas que también han mantenido relaciones fijadas a estructuras originarias y determinadoras de todo".


  • "El esquizoanálisis propone “ser extranjero en su propia lengua”, es decir,  conquistar su propia lengua (menor) para hacer huir la lengua mayor (“un devenir menor de la lengua mayor”); ese el camino del creador, del artista, del libertario, para mantener su autonomía: “El devenir minoritario como figura universal de la conciencia se llama autonomía” (Mil Mesetas, 108).


  • "El programa (político) que propone el esquizoanálisis invita a buscar los propios agujeros negros y las propias paredes blancas, a conocerlos, por ende, a conocer los rostros. Sólo así podremos deshacerlos, trazar nuestras propias líneas de fuga. Pero, como hemos nacido con aquellas realidades, el programa debe llevarnos es a darle un uso nuevo. No es que se acepten como necesarios sino que se deben utilizar como instrumentos que es preciso usar de otras maneras. Al hombre le corresponde escapar al rostro, establecer un devenir imperceptible, un devenir clandestino. En este sentido se ubica el llamado que nos hacen Deleuze y Guattari: “¡Experimenta en lugar de significar y de interpretar!” (Mil Mesetas, 141).


  • "El esquizoanálisis, por supuesto, está del lado del pensamiento nómada que se reterritorializa en la desterritorialización – la relación del nómada con la tierra es desterritorialización –. No hay que olvidar que la imagen clásica del pensamiento aspira a la universalidad (sostiene dos universales: el todo y el sujeto), mientras que el pensamiento periférico tiene como sustento una imagen libertaria (multiplicidades, variaciones de imagen) que no piensa en sujetos pensantes universales, sino que piensa en pensamientos de una raza particular; no se basa en una totalidad globalizante, sino que piensa en un medio sin horizonte, en un espacio liso (“mar, desierto, estepa”), es decir, el punto entre dos líneas. El Estado, por su parte, se ubica en un espacio estriado, sedentario, que corresponde a la línea entre dos puntos. Pero lo más importante de tener en cuenta es que los dos espacios difieren en naturaleza pero coexisten, están combinados. El uno trata de actuar redimensionando al otro y viceversa. Ahí, entonces, es donde se hace preciso establecer un devenir esquizoanalítico, rizomático que nos permita generar multiplicidad de brotes libertarios".



A propósito de la publicación del cuadernillo "Esquizoanálisis y pensamiento libertario" y del libro "Devenires menores", he sido invitado al espacio de Punto de Convergencia, que organiza el editor Mario Torres Duarte. Aquí va el afiche: